El proyecto realizado por INSPYRA busca racionalizar el uso del edificio y adaptarlo a los modelos de bibliotecas públicas actuales. En este sentido, se pretende eliminar al máximo las compartimentaciones para crear espacios más fluidos y dinámicos, buscando la disposición de servicios más idónea de modo que facilite la gestión y funcionamiento de los servicios bibliotecarios de acuerdo con el programa de necesidades específicas.

El edificio consta de cuatro plantas (baja, primera, segunda y sótano), con una superficie por planta de aproximadamente 325 m².

En planta primera se sitúa la zona de referencia y acceso al fondo general, colecciones y materiales de todo tipo. La zona infantil y juvenil se sitúa en planta segunda, organizando las diferentes zonas: bebeteca, lectura y multimedia de niños de 6 a 12 años y jóvenes de 12 a 14 años, mediante la distribución del mobiliario.

En la planta baja planta se ubica una sala de usos múltiples, que puede ser utilizada como zona para talleres de actividades, trabajo en grupo, coworking sala de exposiciones, sala de estudio, cafetería, etc., según las necesidades demandadas en el municipio en cada momento.
En el techo se busca dar un toque divertido de color, además de cumplir una función práctica. En él se cuelgan unos rodillos de gomaespuma, cada uno de un color determinado, que además de absorber el sonido crean una composición de colores muy agradable que pretende contrastar con el resto del espacio de tonos blancos.