El edificio se plantea como un volumen compacto protegido por los laterales de las vías de tráfico, un gran caparazón de hormigón abierto al parque y hacia la calle Conde Real Agrado, en la que se levanta para dar lugar a un espacio exterior cubierto antesala del acceso.
En el interior se ha hecho especial énfasis en el tratamiento de la luz, al ser los cerramientos de las consultas y demás elementos de vidrio traslúcido, que con la iluminación de un lucernario central y los huecos de fachada crean espacios de singular luminosidad.